Ante el inminente inicio del curso en nuestra provincia, y después de las diferentes demandas de las organizaciones sindicales, tanto en la mesa sectorial como en la provincia, la Junta de Personal Docente no Universitario reclama una vuelta segura a las aulas.
Desde
un principio las organizaciones sindicales hemos demandado que se cumplan las
recomendaciones sanitarias para una vuelta segura, ya que todos los docentes
queremos poder volver a dar clase de forma presencial, pero de forma segura.
Entre
las recomendaciones, una de las más importantes, es la distancia, para ello, en
todas las reuniones con la administración se ha solicitado una reducción de la
ratio actual. Desde la Consejería estas demandas no se han tenido en cuenta, y
a pocos días de empezar el curso, nos encontramos que en la mayoría de los
centros esto no ha ocurrido, incluso en bastantes grupos el número de alumnos y
alumnas está por encima de lo estipulado en la normativa.
La
reducción de ratio implica más docentes, pero también más espacios, pero la
mayoría de nuestros centros no cuentan con metros suficientes para dar cabida a
la división de grupos. Algunas soluciones, que fueron propuestas a la falta de
espacio, incluían la posibilidad de utilizar otras instalaciones durante las horas
de clase, incluso la posibilidad de habilitar espacios al aire libre donde eso
fuera posible, evidentemente para eso hace falta que la Consejería se hubiera
puesto en contacto con las corporaciones locales, cosa que no ha hecho.
La
Consejería anunció la contratación de más profesorado, pero eso no se ha visto
reflejado en las plantillas de los centros educativos, y en los casos donde ha
habido algún aumento, éste no permitirá un desdoble real de grupos, ni una
reducción real de las ratios.
En
las instrucciones y en las declaraciones de los responsables políticos se habla
mucho de los “grupos burbuja”, desde la Junta de Personal queremos hacer ver,
que los tan nombrados “grupos burbuja” no van a ser posibles. Cualquiera de los
que damos clase, sabemos que los niños y niñas se relacionan, no están quietos
ni aislados, y aunque en clase puedan tener grupos de convivencia más o menos
estables, habrá muchas interacciones, como por ejemplo, en el transporte
escolar, antes de entrar a clase, durante el recreo, en el comedor, durantes
las actividades extraescolares, etc. Además, también tenemos que tener en
cuenta que un solo docente no será exclusivo de un solo grupo, ya que también
contamos con los apoyos, los especialistas, los desdobles, las guardias, etc. Por
tanto, escudarse en los “grupos burbuja” pone de manifiesto un desconocimiento
absoluto de las dinámicas que se dan en los centros educativos,
independientemente de la edad del alumnado.
Otro
de los grandes problemas son los equipos de protección individual para el
profesorado. En las propias instrucciones se recomienda su uso, pero los
docentes necesitamos que esos equipos de protección individuales sean los
adecuados. Varios expertos en prevención de riesgos laborales, recomiendan el
uso de mascarillas FFP2 o equivalentes, gafas protectoras o pantallas, y el uso
de batas o guardapolvos que puedan ser lavados después de cada uso. Este
material debería ser garantizado por la empresa como en cualquier ámbito
laboral, a día de hoy no hay nada al respecto, y se ha dejado a las direcciones
de los centros esta responsabilidad, sin que en las instrucciones pertinentes
se especifique cuál es el material más idóneo. En este sentido queremos
reclamar que es responsabilidad de la Consejería la salud laboral de todo el
personal.
Una
cuestión que también nos afecta es la higiene en el centro educativo. En las
instrucciones se recomienda una limpieza diaria y exhaustiva, y una
desinfección de los espacios. Ninguna de las dos cuestiones están garantizadas,
ya que eso implicaría personal de limpieza durante las horas de clase y un
aumento de las plantillas, o en su defecto una modificación de las condiciones
de contratación de la limpieza. En este aspecto se dan diferentes escenarios,
los centros de primaria donde esta cuestión depende de los ayuntamientos, los
centros que tienen personal laboral dependiente de la Junta y los centros que
tienen este servicio externalizado. A día de hoy no existe una garantía de
poder cumplir con algo tan obvio como una limpieza adecuada.
En
resumen, desde que todo empezó hemos demandado soluciones para buscar espacios,
reducir grupos, flexibilizar horarios, diferenciar medidas en función de
necesidades y vulnerabilidad, dotar de equipos, etc. y desde la Consejería no
hemos encontrado una respuesta adecuada.
Reclamamos una vuelta segura y con garantías, la salud de toda la comunidad educativa está en juego, y a día de hoy el riesgo de contagio es muy alto.